El pasado 24 de diciembre se celebró en La Corredera (Béjar) la carrera del Pavo en la que participaron much@s alumn@s, padres, madres y abuel@s de nuestro colegio:
De primero: Ángel Castellano, Ángel Fuentes, Mireia, María, Celia, Juan Carlos, Lucía Marino y Alba .
De segundo: Laura, Marcos, Álex Gómez, Sonia, Albert, Carlos y Julia, que quedó segunda en la carrera.
De tercero: Vicente, Ana Martín, Francisco y Clara, que ganó una bicicleta.
De cuarto: Rodrigo, Juan Carlos y Sergio.
De quinto: Mario, Edu, María y Pablo.
De sexto: Luis, Gabriela, Laura y David.
También participaron los papas de Julia y Sonia de segundo y el de Ana Martín de tercero y el abuelo de Ana y Clara de tercero.
bien he adelantado a maria rey  tooooooooooomaaaaaaaaaa
 
                
Muy bien María, pero ya sabes que lo importante es participar....y solamente gana el que mejor se lo pasa . ¿A qué si?......Besos.de Isabel
 
                que tal Isa que hace mucho que no te veo

Hay cosas que no cambian, por más que pase el tiempo o nos digan lo contrario. En una cocina escolar donde se sirven cientos de menús diarios o en una cocina industrial que no puede permitirse ni un solo fallo, hay un elemento que siempre se impone por encima del resto: los muebles de acero inoxidable. Y no es casualidad. Es necesidad, es seguridad, es higiene. Es la diferencia entre un entorno de trabajo eficiente y uno que amenaza con convertirse en un quebradero de cabeza diario.
Porque en la cocina, como en la radio en directo, lo que falla una vez, no tiene segunda oportunidad. Y si hablamos de superficies de trabajo, almacenamiento o lavado, la elección del material lo es todo. Las cocinas escolares, por ejemplo, no solo deben cumplir con normativas estrictas de sanidad, sino que deben resistir el paso del tiempo, el uso continuo y el maltrato cotidiano. En ese escenario, el acero inoxidable se comporta como un veterano curtido en mil batallas: resistente, fiable y con clase.
Hablamos de mesas de acero inoxidable que soportan calor, frío, cortes, golpes. De estanterías resistentes a la humedad y a los cambios térmicos. De mesas fregaderos que garantizan una higiene milimétrica. Elementos que no solo cumplen con su función, sino que elevan la profesionalidad de cualquier cocina que se precie.
Y es que hoy en día, con la creciente exigencia en seguridad alimentaria y eficiencia operativa, no basta con tener una cocina: hay que tener una cocina equipada con criterio. Desde el punto de vista técnico, funcional y sanitario, apostar por mobiliario de acero inoxidable es una decisión que se traduce en tranquilidad a largo plazo.
Si hay un básico que se da por hecho en cualquier entorno profesional, son las estanterias acero inoxidable. No solo permiten ordenar el espacio; lo optimizan, lo higienizan, lo protegen. Son discretas, sí, pero cumplen una función estructural fundamental: mantener el orden y la seguridad alimentaria al mismo tiempo.
No hay cocina sin mesas. Pero no cualquier mesa. Una mesa de acero inoxidable no se abolla ni se oxida. No absorbe líquidos ni olores. No necesita tratamientos especiales ni cuidados delicados. Está diseñada para durar y rendir. Y lo hace.
Las cocinas industriales necesitan más que soluciones: necesitan garantías. Las mesas con balda inferior, los modelos con peto o sin él, las encimeras con orificio para residuos, las estructuras desmontables… Todo se adapta, todo es funcional, todo responde a una lógica implacable: facilitar el trabajo sin concesiones.
Y no olvidemos la importancia del área de lavado. Los fregaderos industriales con cubetas grandes, con escurridores integrados, con grifos de cuello flexible… son una herramienta de supervivencia para cualquier cocina que se enfrente a ritmos elevados. El acero inoxidable asegura que, a pesar de los litros de agua y los productos químicos, la higiene se mantenga intacta.
Todo este equipamiento, en conjunto, representa una inversión inteligente, sólida, orientada a largo plazo. Si lo que se busca es rendimiento continuo y facilidad de limpieza, es lógico acudir directamente a una fuente experta de muebles de acero inoxidable adaptados a cada necesidad específica.
Una cocina, escolar o industrial, es un ecosistema. Funciona si todas sus piezas están coordinadas, pensadas, optimizadas. Y eso empieza con un buen diseño, donde cada mueble tiene su función y su lugar. El acero inoxidable no solo se adapta a las condiciones más extremas, sino que también ofrece una estética sobria y profesional que transmite seriedad, confianza y limpieza.
¿Cuántas veces hemos visto cocinas colapsadas por falta de planificación? Mesas mal situadas, estanterías improvisadas, fregaderos mal dimensionados. Errores que cuestan tiempo, dinero y reputación. Invertir en mobiliario de acero inoxidable es evitar esos errores desde el minuto uno. Y no se trata solo de productos estándar, sino de soluciones a medida que responden a las dimensiones reales del espacio y a las necesidades operativas de quienes trabajan en él.
Y no podemos hablar de eficiencia sin hablar de cómo Las mesas de acero inoxidable como pieza clave en negocios pequeños y grandes han transformado desde pequeños locales hasta comedores industriales. Son el punto de apoyo de todo el proceso: desde la preparación hasta el emplatado.
Porque no hay dos cocinas iguales. Porque cada colegio tiene su propio flujo de servicio. Porque cada industria alimentaria maneja sus tiempos, temperaturas y normativas. La ventaja del acero inoxidable es su versatilidad. Podemos hablar de muebles a medida con estantes regulables, cajones integrados, ruedas con freno, petos laterales… lo que haga falta.
En una cocina que sirve 500 menús diarios, cada segundo cuenta. Cada movimiento debe estar estudiado. Y cada mueble debe estar en el lugar adecuado, cumpliendo una función precisa. El acero inoxidable no solo lo permite, lo exige.
Vivimos tiempos de transformación. Los comedores escolares deben adaptarse a nuevas exigencias nutricionales. Las cocinas industriales deben garantizar eficiencia energética y trazabilidad. En ese contexto, contar con mobiliario de acero inoxidable no es un lujo: es una obligación operativa.
Los materiales tradicionales ya no resisten las exigencias de hoy. Ni la madera, ni los plásticos, ni las fórmulas envejecidas. Solo el acero responde con eficacia a los nuevos desafíos de seguridad alimentaria, productividad y sostenibilidad.
Equipar una cocina escolar o industrial con muebles de acero inoxidable es una decisión que habla de compromiso, de profesionalidad y de visión de futuro. Es apostar por lo que funciona, por lo que se limpia fácil, por lo que dura. Es evitar problemas, cumplir normativas, dormir tranquilo.
La próxima vez que entre en una cocina profesional, observe bien. Si está todo en su sitio, si se trabaja en silencio y con fluidez, si hay orden y limpieza, no lo dude: ahí hay acero inoxidable trabajando en la sombra. Y eso, amigos, es lo que marca la diferencia entre una cocina cualquiera y una cocina que funciona.