L@s alumn@s de 5º y 6º de primaria del colegio de La Antigua han subido esta semana a esquiar a La Covatilla, y los próximos días 31 de enero y 1 de febrero iremos l@s de 3º y 4º.
Algun@s de est@s alumn@s estan aqui hoy conmigo y os van a contar lo que esperan hacer durante esos días:
Marina: Esquiaré ya la segunda vez y me lo pasaré muy bien.
Arturo: yo he ido muchas veces y repetire algunas pistas.
Manu: Es la primera vez que voy espero pasarlo bien.
Sergio: Es la primera vez que voy a esquiar con el cole, pero ya esquiado mas veces.
Antonio: espero que apagen las maquinas de nieve y suerte 5º y 6º esquiando.
Israel: Es la primera vez que voy a esquiar y espero pasarmelo muy bien.
Ya os contaremos a la vuelta que tal nos ha ido.
hola espero que este año tambien estemos muy contestos de ir pero lo siento para quien no va
!Hola......! Soy la que está en la foto de arriba vestida de esquiadora y con un gaooor azul. ¿Me conocéis?.......En la foto está Luisito. ¿Le veis? Le echamos mucho de menos ¿Verdad?. Bueno. No estéis tristes, a él no le gustaría.
Bueno. mi mensaje es este. ¿ Es que nadie sube fotos ni noticias a la Bitácora? !Que las quiero ver! !Que quiero ver a mis niños!......POr fa..... Besos para todos de Isabel. 
 
                 
                 
                hola Isabel cuando nos puedes visitar
En esta era de tecnología, inteligencia artificial y vidas a 200 por hora, hay una verdad que sigue tan vigente como cuando el fuego era el mayor enemigo del hombre primitivo: el fuego no avisa. Puede que hoy tengamos casas domotizadas, oficinas ergonómicas y restaurantes con mobiliario de acero inoxidable, pero si no sabemos qué tipo de extintor necesitamos y contra qué tipo de fuego estamos luchando, todo ese progreso puede arder en cuestión de minutos.
Porque sí, señoras y señores, los extintores salvan vidas. No son decoración, ni mera burocracia, ni esa cosa roja que cuelga al lado del cuadro de luces. Son el escudo silencioso que, cuando todo se pone negro, responde con eficacia y sin titubeos.
La respuesta es simple: porque no todos los fuegos son iguales, y por tanto, no se apagan con lo mismo. Saber identificar la naturaleza del fuego puede suponer la diferencia entre sofocar una llama o desencadenar una tragedia aún mayor. Y no, no exageramos. Pocos errores son tan caros como usar el extintor equivocado.
Para conocer mejor el mundo de los extintores, es fundamental desglosar cada tipo y analizar con qué fuego se lleva bien… y con cuál no.
Ahora bien, una cosa es saber elegir y otra muy distinta es comprar extintores sin tener en cuenta el uso que se le va a dar. No todos los espacios requieren lo mismo, ni todos los entornos presentan los mismos riesgos.
El fuego, como el carácter, tiene sus matices. Y cada tipo exige un tratamiento específico. Estos son los tipos de fuegos más comunes:
Es fundamental conocer la relación correcta entre fuego y extintor. Si no, el remedio puede ser peor que la enfermedad. Aquí te dejamos una guía clave: Tipos de extintores: cada fuego con su extintor.
En el mundo de los extintores, el tamaño también importa. Elegir la capacidad adecuada según el uso puede marcar la diferencia. Los más comunes son:
La normativa no deja lugar a dudas. Hay criterios establecidos según los metros cuadrados, el tipo de riesgo y el uso del espacio. Aunque puede parecer exagerado, un extintor de más nunca es un problema, pero uno de menos puede ser una catástrofe.
Algunos ejemplos prácticos:
La eficacia no es subjetiva. Viene indicada por códigos normalizados, y se traduce en capacidad de apagado. Algunos ejemplos:
Extintores para fuegos tipo K: aunque esta clasificación es más común en EE. UU., en Europa empieza a reconocerse por su peligrosidad en cocinas comerciales. Aquí, los extintores con soluciones acuosas especiales marcan la diferencia.
Los extintores no son para cumplir el expediente. Son la primera línea de defensa ante uno de los enemigos más destructivos del entorno humano. Saber qué tipo de fuego puede surgir en cada espacio y elegir el extintor correcto es una cuestión de responsabilidad, de sentido común… y de supervivencia.
Porque sí, uno puede tener la alarma, la llave del gas bien cerrada y las velas bajo control. Pero cuando las llamas aparecen, solo un buen extintor —en el lugar correcto— podrá frenar la tragedia.